CAMEDA como Asociación Civil, tiene por misión un trabajo sostenido de promoción al acceso legal de cannabis con uso medicinal, siendo uno de sus pilares el acompañamiento educativo de pacientes y profesionales, razón por la cual, considera fundamental elevar a la comunidad, el análisis crítico realizado desde el equipo de profesionales de Cameda , sobre la 1° Encuesta Nacional realizada por el Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCa) y la Revista THC, publicada en el año 2022 . Un cuestionario que estuvo disponible entre los días 11 de noviembre y 11 de diciembre de 2020 y alcanzara un total de 64.646 respuestas.
Este trabajo de análisis es parte de las actividades que complementan nuestras formaciones sobre Evaluacion crítica de la Evidencia y la participación en la Plataforma de Vigilancia tecnológica e Inteligencia estratégica junto a instituciones públicas INTI e INTA
Evaluación crítica de la 1ra Encuesta Nacional de personas que usan Cannabis
Realizada por Centro de estudios cannabicos (CECCA) Junto a Revista THC
Analizado por el equipo Académico de CAMEDA
Dra. Paola Cubillos, M.D
Colaboradora - Asesora académica científica de CAMEDA
La evaluación crítica de un trabajo de investigación consiste en evaluar cuidadosa y sistemáticamente el resultado de la investigación científica (evidencia), para juzgar su confiabilidad, valor y relevancia en un contexto particular. Analiza la forma en que se realiza un estudio y examina factores como la validez interna, la generalización y la relevancia.
La evaluación crítica de estudios, tipo encuesta, es un proceso esencial para garantizar la validez y la confiabilidad de los hallazgos. La calidad de un estudio es fundamental, y la metodología a seguir debe ser lo más robusta posible, ya que estudios de menor calidad pueden introducir errores y sesgos que afectan la interpretación de los resultados, y llevar a tomadores de decisiones a adoptar medidas equivocadas.
A medida que las sociedades avanzan estableciendo políticas públicas basadas en la evidencia, se entiende la importancia de esta evaluación de calidad en la investigación, como así también los resultados de las mismas para guiar esta toma de decisiones. Al evaluar la calidad de los estudios, es crucial considerar factores como la validez interna, la generalización y la relevancia.
El Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCa) y la Revista THC realizaron la primera Encuesta de Personas que usan Cannabis en Argentina (EPC 2020) (ENCUESTA CANNABIS – ENCUESTA NACIONAL DE PERSONAS QUE USAN CANNABIS, n.d.), tuvo por objetivo, “acercar datos actualizados que sirvan de insumo tanto para la elaboración de políticas públicas, propuestas legislativas, artículos académicos y todo tipo de reflexiones que puedan surgir a partir de los datos empíricos”.
Para poder evaluar la validez y confiabilidad de este estudio tipo encuesta, es necesario analizar la metodología, los resultados y el papel que pudieron haber jugado en las instituciones organizadoras de este ejercicio.
El universo de estudio de la EPC 2020 fue la población residente en Argentina mayores de 16 años, que durante los últimos 12 meses usaron cannabis. Para esta encuesta se empleó una muestra no probabilística. Los datos se obtuvieron mediante un cuestionario autoadministrado de forma electrónica, usando preguntas de opción simple o múltiple, y con respuestas de campo abierto. Las preguntas se basaron en indicadores objetivos (prácticas y hábitos) y en indicadores que responden a medidas subjetivas (percepción y opiniones). Los autores no reportan, sin embargo, la validación o el haber hecho pruebas piloto con el instrumento del cuestionario antes de desplegarlo. La difusión de la encuesta se realizó a través de redes sociales de la Revista THC y CECCa, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil.
Demográficamente, de las personas encuestadas se proporcionaron 64646 respuestas, el 48.9% estaban entre los 16-24 años, el 42.9% entre 25-39 años. Solo el 6.31% estaban entre los 40-54 años. El 66.8% de los encuestados eran varones, y el 31.8% eran mujeres; 45.1% tenían nivel educativo universitario, 36.1% secundario, y 17.2% terciario.
El 82% de los encuestados reportó el uso recreativo como principal motivo para el uso de cannabis, y solo el 13.5% declararon el uso medicinal propio como principal motivo. Entre los hombres y las mujeres, los primeros reportaron un 11% de uso medicinal como principal motivo, mientras que para las mujeres fue el 18%.
Solo el 7.7% de los encuestados entre 16-24 años, la proporción mayor de individuos que respondieron la encuesta, reportaron uso medicinal como motivo principal de uso de cannabis, mientras que el 55.7% de los encuestados entre 55-70 años, y el 89% de los encuestados entre 71-100 años, reportaron el uso medicinal como motivo principal.
En tanto a las frecuencias de uso, 81.7% de los encuestados reportaron usar cannabis alguna vez en la semana o todos los días, indicando un consumo frecuente de esta sustancia; 42.2% de los hombres encuestados reportan uso diario, mientras que 36.7% de mujeres reportan usarlo diariamente.
De las cifras reportadas, una de las más llamativas es la de la edad de inicio: el 41.4% de los encuestados reportaron como edad de inicio del uso del cannabis 17 años o menos, y el 47% reportaron de edad de inicio entre los 18 y 24 años. Como ya se ha establecido consistentemente en la evidencia científica, un uso temprano del cannabis está asociado con desenlaces negativos por cannabis, desde el desarrollo de psicosis, otras condiciones de salud mental, y aumento del riesgo de trastorno por uso de cannabis.
Otro concepto interesante que merece evaluación cercana, tanto el dato obtenido como la manera que fue planteado en la encuesta por quienes la desarrollaron, es el concepto del conocimiento sobre el cannabis. A los encuestados se les preguntó si conocían la cantidad y el tipo de cannabis “para garantizar bienestar”, y se cuestionó si los encuestados conocían el tipo y cantidad - 67% reportó conocerlos; cantidad pero no el tipo - 21.3%de encuestados; no conocer el tipo ni la cantidad - 6.8%. Los autores de este informe interpretaron este conocimiento como “alto” para “acceder a un estado de mayor bienestar”, pero queda en duda que se debe interpretar con la noción de “bienestar” que usan los autores, o qué se debe interpretar.
Un hallazgo de relevancia también, y que habla posiblemente del sesgo de selección y de deseabilidad que generalmente existen en estudios de tipo encuesta, es la baja tasa reportada de uso problemático de cannabis según lo reportado: solo el 3% de los usuarios recreativos reportaron un uso problemático de cannabis (definido como aquel uso que acarrea problemas a nivel familiar, laboral, legal, con el estudio, o que produjera efectos no deseados). Contrastando con estadísticas internacionales, el uso problemático de cannabis esté entre un 10% y un 15% de la población general, y entre un 20 y 30% en la población de consumidores frecuentes de cannabis (Leung et al., 2020)
Dado que la legislación argentina por el momento ha regulado los usos medicinales del cannabis, es importante entender los patrones de consumo relacionados con los usos médicos.
Como se indicó anteriormente, el 13.% de los encuestados, 8555 individuos en total, reportaron el uso medicinal como el motivo principal para el cannabis. De estos el 54.7% fueron hombres y el 43.3% mujeres. A los encuestados se les pidió que reportaran los objetivos por los cuales estaría realizando un “tratamiento con cannabis”, la mayoría indicó razones de salud mental (62% para “bajar el estrés”, 61.1% para “bajar la ansiedad”, 58.8% para “relajar el cuerpo”). Vale la pena resaltar que ninguna de estos beneficios clínicos reportados en esta encuesta han sido usos validados clínicamente para el cannabis.
Resulta importante resaltar, que no se conoce su seguridad o eficacia en tratamientos de condiciones de salud mental del uso de cogollos de cannabis - principal método de consumo reportado en esta encuesta- mientras que sí se tiene conocimiento de daños (Clearing the Smoke on Cannabis: Regular Use and Mental Health, n.d.), lo que indicaría que estos usuarios no hacen un uso que esté sustentado por la evidencia científica.
De la misma manera, cabe destacar que, entre los motivos indagados, se listó la “creatividad” cuando esto no obedece necesariamente a un beneficio médico a alcanzar con el cannabis cómo así tampoco se establece que se entiende por dicho concepto.
Otro resultado revelador es que un 49% de los usuarios repor taron usar para “disminuir el dolor”, y solo un 14% para “aumentar el apetito”, un 4.27% para tratar convulsiones. A la luz de la evidencia científica actual, podría considerarse que estos últimos cuentan con mayor validez clínica y científica (Jugl et al., 2021)
Más preocupante aún resulta el hecho que la gran mayoría de encuestados reporta que no ha tenido acompañamiento médico para los usos de cannabis con fines de tratamiento, mientras que sólo el 18.3% lo ha recibido, y que el 26% reportan ansiedad como enfermedad diagnosticada para la cual usan cannabis, y el 14% reportan depresión.
Debe señalarse, que se conoce que las enfermedades de base de salud mental podrían ser factores de riesgo para usos problemáticos de cannabis, o el uso de cannabis en el contexto de una enfermedad de salud mental subyacente podría empeorar los desenlaces de la misma, por lo tanto, es posible pensar que esta población está a riesgo de presentar enlaces negativos con su uso. (Mammen et al., 2018)
A pesar de la falta de acompañamiento médico en un 81.7% de los encuestados que usan cannabis con tales fines, el 75% reportó disminuir el uso de otros medicamentos, y el 24% se mantuvo igual. Preocupa entonces que los usuarios de cannabis con fines médicos están haciendo modificaciones a sus planes de tratamiento sin tener la asesoría médica adecuada, y sin tener una evaluación de un cambio de síntomas que permita evidenciar que en efecto es seguro y en beneficio del individuo reducir las dosis de otros medicamentos. Este fenómeno habla de un auto-tratamiento que podría estar representando riesgos para su salud (Ruiz, 2010)
Cuando se le preguntó a los encuestados “¿Considerás que el cannabis mejoró tu calidad de vida?” el 98% respondió que Sí.
La encuesta presenta datos con respecto a patrones de autocultivo, conflictos con las instituciones a raíz del cultivo o uso del cannabis, y actitudes frente a políticas de drogas prohibicionistas sobre el cannabis u otras sustancias psicoactivas.
En resumen, esta amplia encuesta revela que entre los 64646 respuestas recibidas, el uso de cannabis es común, en particular en los rangos de edad más jóvenes, y entre los hombres, y con motivos recreativos principalmente. Entre los encuestados, una proporción importante reportó inicio durante la adolescencia, época de desarrollo neuronal crítico. Los datos evidencian que los encuestados que usan cannabis con fines médicos lo hacen con propósitos asociados a su salud mental principalmente, y que tienen unas percepciones positivas al respecto a sus efectos - evidenciadas por la alta proporción de personas que identificaron mejora en la calidad de vida, y la baja proporción de personas que reportan uso problemático de cannabis por debajo de las estadísticas mundiales.
Las encuestas administradas virtualmente, o en línea, a pesar de su utilidad, enfrentan limitaciones metodológicas significativas. En primer lugar, la falta de descripción detallada de la población objetivo y la posibilidad de que los encuestados sesgados se auto seleccionen en la muestra pueden comprometer la generalización de los resultados.
Los riesgos de sesgos de selección, respuesta y muestreo en esta encuesta en particular pueden ser muy importantes, dados los canales utilizados para la difusión de la encuesta y las entidades organizadoras. Estos sesgos pueden distorsionar los hallazgos, en este caso presentando resultados potencialmente más positivos que podrían no ser generalizables, planteando desafíos para la interpretación de los datos y la aplicación de los mismos.
Los estudios de tipo encuesta también pueden verse afectados por otros sesgos, como el de aquiescencia y el de deseabilidad social, donde los encuestados podrían dar respuestas que puedan alinearse con la intención del estudio, o con lo que perciben se espera de ellos. Estos sesgos pueden comprometer las respuestas de los encuestados y, por lo tanto, la precisión de las mediciones, llevando a resultados sesgados y poco confiables. Estas limitaciones subrayan la importancia de abordar la validez y la confiabilidad de las mediciones en la investigación basada en encuestas.
La confusión también es una amenaza para la validez de los resultados obtenidos a partir de encuestas y análisis estadísticos. En el estudio del cannabis se tiende a utilizar los resultados de encuestas y estudios transversales para intentar dilucidar la utilidad terapéutica de esta sustancia, sin embargo, el fenómeno de confusión debe considerarse, pues variables independientes que están fuertemente asociadas con el desenlace observado debido a su relación con otra variable independiente, puede llevar a conclusiones incorrectas sobre la causalidad. La consideración de los factores de confusión en el análisis y la interpretación de resultados es esencial para evitar conclusiones erróneas.
Finalmente, es importante que los investigadores y las entidades organizadoras divulguen posibles conflictos de intereses y fuentes de financiación en sus estudios. En este caso, es posible esperar que la asociación de una entidad estatal con un medio de comunicación enfocado en cannabis haya tenido un impacto en el reporte y la presentación de los resultados. En la misma forma como se formularon las preguntas se vislumbran los sesgos o percepciones de las instituciones que apoyaron y coordinaron este trabajo, lo que indudablemente afecta los reportes y las respuestas dadas por los encuestados. En el caso de los investigadores que estuvieron involucrados en esta encuesta, vale la pena preguntarse si su trabajo en esta área específica, sus ideas y creencias pueden afectar la interpretación de los resultados. La evaluación de los conflictos de intereses, permite a los lectores evaluar la objetividad y la integridad de la investigación, ya que los intereses financieros o personales pueden influir en la interpretación de los resultados. La transparencia en este aspecto es esencial para la credibilidad de la investigación.
Para realizar una evaluación crítica de las investigaciones de tipo encuesta, es importante hacerse un cierto número de preguntas para determinar la validez y la confiabilidad en los resultados:
La evaluación de la calidad de los estudios de encuesta es una práctica importante para promover una mayor precisión, transparencia y evaluación de la investigación en la exploración científica del cannabis. Dada la importancia de la investigación por encuestas en este ámbito, es importante emplear un marco de análisis crítico apropiado para evaluar la calidad de la investigación por encuestas, llevando a una mejor toma de decisiones en temas de salud.
Los esfuerzos como los realizados por Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCa) representados en esta primera encuesta nacional de personas que usan cannabis deben realizarse en el futuro con una metodología más robusta, que permita la minimización de los múltiples sesgos que rutinariamente limitan los estudios de tipo encuesta, y así maximizar la posibilidad de generar resultados válidos y confiables que contribuyan al proceso de toma de decisiones por parte de las autoridades sanitarias argentinas.
Referencias:
Clearing the Smoke on Cannabis: Regular Use and Mental Health. (n.d.). Retrieved September 4, 2023, from https://www.ccsa.ca/clearing-smoke-cannabis-regular-use-and-mental-health
ENCUESTA CANNABIS – ENCUESTA NACIONAL DE PERSONAS QUE USAN CANNABIS. (n.d.). Retrieved September 4, 2023, from https://encuestacannabis.ar/
Jugl, S., Okpeku, A., Costales, B., Morris, E. J., Alipour-Haris, G., Hincapie-Castillo, J. M., Stetten, N. E., Sajdeya, R., Keshwani, S., Joseph, V., Zhang, Y., Shen, Y., Adkins, L., Winterstein, A. G., & Goodin, A. (2021). A Mapping Literature Review of Medical Cannabis Clinical Outcomes and Quality of Evidence in Approved Conditions in the USA from 2016 to 2019. Medical Cannabis and Cannabinoids, 4(1), 21–42.
Leung, J., Chan, G. C. K., Hides, L., & Hall, W. D. (2020). What is the prevalence and risk of cannabis use disorders among people who use cannabis? a systematic review and meta-analysis. Addictive Behaviors, 109, 106479.
Mammen, G., Rueda, S., Roerecke, M., Bonato, S., Lev-Ran, S., & Rehm, J. (2018).
Association of Cannabis With Long-Term Clinical Symptoms in Anxiety and Mood Disorders: A Systematic Review of Prospective Studies. The Journal of Clinical Psychiatry, 79(4). https://doi.org/10.4088/JCP.17r11839
Ruiz, M. E. (2010). Risks of self-medication practices. Current Drug Safety, 5(4), 315–323.
Encuesta: https://encuestacannabis.ar/resultados/